19 septiembre de 1959
La vida en los paracaidistas 1959
La vida aquí se hace mucho más dura para aquel que es algo sentimental y en su lejana tierra tiene una cara bonita, de jovencita, que más de una vez le hace soñar despierto. No obstante, estos obstáculos, se van allanando con el tiempo y llega uno a vivir un poco mejor; estos sentimientos y recuerdos los hace olvidar el tiempo, pero este mismo tiempo los hace traer a la memoria, cuando la licencia se va acercando. Entonces vienen a la memoria los días pasados, aquellos ratos, unos mejores y otros no tan buenos, pero que tenían: un interés, una esperanza, un amor, un sentimiento y un ideal que aquí es difícil tenerlo.
Esto renació de una forma irresistible en los duros y aguerridos corazones de estos valientes veteranos que, en un tiempo, supieron defender y honrar a la Patria. En la vida de paisano, no cabe la menor duda, sabrán honrarla con su comportamiento y defenderla con su trabajo. En cualquier oficio y en cualquier situación se puede hacer bien a la Patria, solo se necesita educación.
Conclusión: ¿Le hace a uno bien esta vida o le hace mal? Aún no puedo hablar, todavía es demasiado pronto, solo llevo aquí un año y aún me queda otro. En este año he perdido educación y sentimientos, he ganado en la convivencia social y me he acostumbrado a ganar, cosa que antes me parecía muy difícil. El apocamiento de mi carácter ha desaparecido por completo y veo que las gentes, todas por igual, saben lo que saben y no todo lo que hablan. En fin, yo creo que al final me alegraré de haber venido, ya que hoy por hoy no estoy pesaroso, y eso que lo más duro es hasta acostumbrarse. Se gana en lugar de perder, ya que lo que se pierde se puede recuperar en pocos meses y lo que se gana aquí sería imposible en la vida de paisano. ¿Es bueno? Sí, para hacer la mili sí, para continuar no; de continuar se haría uno un vicioso, mal educado y sin sentimientos, ya que el ambiente de vida actual en la Bandera así lo requiere.
Recuerdos: Algún día te veré y acariciaré esa cara que tantas veces acaricié; miraré tus ojos, con ese mirar inquieto del amante que adora, ama y se siente amado, intentaré besarte sin que mis labios lleguen a manchar tu linda frente con el ardor de la pasión, viciosa y desenfrenada. Estrecharé tus manos con fuerza, como si por ellas quisiera mostrarte la fuerza del amor que por ti siento y, sobre todo, estaré a tu lado, esto bastará para hacer feliz a un hombre. Qué más da si en vez de las historias pasadas te cuento otras, tú seguirás mirándome y atendiendo, como si de una verdad se tratara, para luego reírnos como dos idiotas que en realidad lo son.
José Vílchez Terrón
6ª compañía de paracaidismo 1959
1957 José saltando de la torre en escuela de paracaidista en Alcantarilla, Murcia
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